La carrera de Víctor Claver (Valencia, 1988) podría resumirse en un cúmulo de oportunidades no aprovechadas. A sus casi 27 años, todavía hay demasiadas preguntas sin respuesta sobre el valenciano ¿Alero o ala/pívot? ¿Jugador clave o de complemento? ¿Talento por explotar o decepción? ¿Jugador bonito o jugador bueno? Repasada de un vistazo, su carrera no debería ofrecer dudas: Tres años en la NBA, 104 internacionalidades con la mejor selección de la historia de España, gran capacidad física y un rango de tiro más que correcto para su posición. Pero deteniéndonos en el detalle es donde encontramos las simas: falta de asiento en sus equipos, carácter aparentemente frágil, más espectador que protagonista de su trayectoria.
Pero siempre ha estado ahí, y sigue estando.
Otro lugar común en la carrera de Claver es que casi siempre ha sido su año. Lo fue en 2009, cuando ingresó en una selección en la que, se decía, podría ocupar el hueco vacía del puesto de alero. O en 2010, como campeón de la Eurocup ya seleccionado en Primera Ronda del Draft por los Blazers. Pero lo cierto es que, por un motivo u otro, Claver siempre llegó tarde a ese momento. O, simplemente, no llegó.
O es que quizá, acostumbrados a una explosión temprana del talento reciente del baloncesto español –de Pau a Ricky, pasando por Rudy, Navarro o Marc Gasol-, hayamos olvidado que las explosiones tardías también existen.
Lo que significa que nos hemos olvidado de que también existieron Carlos Jiménez y Jorge Garbajosa. Particularmente del primero.
La trayectoria de Carlos Jiménez es, de alguna forma, similar a la de Claver. El ex de Estudiantes llegó a la selección camino de los 21 años, al igual que Claver. Como Claver, destacó en un puro equipo de baloncesto, lejos del foco de Barcelona o de(l Real) Madrid. Es cierto, Jiménez nuca fue a la NBA, pero eso, en un jugador español pre-Pau Gasol, no es demérito. Y Jiménez –recordemos- no encontró asiento propio en la selección hasta el Mundial de 2002. Esto es, hasta sus 26 años largos.
La etapa de la vida a la que Claver acaba de llegar.
Porque de Claver se esperaba que fuera el nuevo Carlos Jiménez. Pero quizá olvidamos cómo llegó a triunfar Carlos Jiménez.
Para que Carlos Jiménez se asentara en la selección tuvieron que pasar varias cosas, inconexas entre sí pero que, vistas con el tiempo, convergían en el escenario para su encaje. Un escenario en el que él no podía intervenir: sólo podía esperar a que pasara.
De la misma manera que la selección de los primeros ochenta tenía como pilares a Corbalán, Epi y Martín, la selección española de la primera década de los 2000 se sustentaba en Calderón, Navarro y Pau Gasol. Y, aunque coincidieron en la selección desde 2002, no cuajaron hasta 2006.
Y cómo cuajaron.
Los complementos del trío básico de la selección de los primeros ochenta fueron Andrés Jiménez, pívot mutado en alero que completaba a cualquier pareja interior que tuviera, y Chicho Sibilio, un tirador de talento que encajaba como pieza de puzle con Epi, un tirador hecho de trabajo.
En Japón 2006, cénit del baloncesto español, Jiménez y Garbajosa completaban al trío básico Calderón-Navarro-Pau. Y lo hacían complementándose a sí mismos. Siendo uno-Garbajosa- el exterior en ataque y otro –Jiménez- el exterior en defensa. Y viceversa en ataque.
El quinteto de Japón comenzó a ensamblarse en los juegos de Atenas, entró en suspenso por la ausencia de Pau en el Eurobasket de 2005 y cuajó –de nuevo: y cómo cuajó- en el Mundial de 2006.
En este Eurobasket 2015, las circunstancias son similares. Y el valor al alza, Claver.
La incorporación de Nikola Mirotic a la selección abre una posibilidad nueva. Por primera vez desde Garbajosa –desde el mejor Garbajosa; esto es, el de 2006-, España cuenta con un cuatro abierto. Para encajar a Mirotic, del mismo modo que ocurría con Garbajosa, el equipo necesita de un alero que complemente sus habilidades. Y como estaba Jiménez, hoy está Víctor Claver. Alero en defensa, ala/pívot en ataque.
Porque conviene no olvidar que en 2013, en el único torneo en el que Claver ha sido titular, fue el segundo mejor reboteador del equipo –primero en rebotes ofensivos y tercero en el global del torneo en esta disciplina-.
Sergio Scariolo siempre confió en Claver, y nunca contó con Jiménez. Con el italiano de vuelta a la selección pensar en Claver como alero de complemento a Mirotic y ‘cuatro’ ocasional en los momentos de descanso del montenegrino no sólo no es descabellado, sino que parece adecuado.
Porque parece que a Víctor Claver siempre le llega una última oportunidad. Y ninguna parece más propicia que esta.