Primero fue el Labour, después, los Tories. Y llego el UKIP. Y antes, mucho antes, fue Lord Salisbury. La relación del Reino Unido con Europa, y más cuando Europa se tornó en Comunidad y luego en Unión, siempre ha sido tortuosa. Primero, porque el mercado natural de las islas nunca fue el continente. Antes existió el Imperio, y después la Commonwealth. Pero sobre todo porque el euroescepticismo es una cuestión transideológica, un arma arrojadiza recurrente y un culpable socorrido para los males del Reino. Sigue leyendo